EL CLAN AZNAR BOTELLA

Si de mi dependiese, José Maria Azar, hijo y nieto del franquismo,  estaría viviendo en Irak, después de quitarle todas sus propiedades.

A diferencia de lo que hizo el con el pueblo iraki , le dejaría viva a su parasitaria familia.

Este Hitler español, que tuvo la desgraciada idea de meternos en una guerra innecesaria donde murieron miles de personas, consiguió gracias a su masacre, un día como hoy,  que por primera vez en España nos atentaran  desde fuera.

Quiso darle la vuelta a la tortilla, para que todos creyésemos que era ETA, y así echar balones fuera como acostumbran a hacer los del PP.

Pero la mayoría supimos ver de donde venían los atentados y porque.

Aún hay algunos incondicionales ciegos, siguen diciendo sin pudor, que fue ETA la culpable del 11M, pero no los tendremos en cuenta, porque es como en el fútbol, aquellos que no quieren ver que su equipo hizo trampa y se aferran a la mentira, aun después de los años.

Se fue Aznar con los bolsillos llenos, con una pensión vitalicia, y con un trabajo nuevo donde gana la suma del sueldo mínimo de todos los que estamos en el paro…o más.

No conforme con eso, entre corrupto y corrupto en la alcaldía de Madrid, se quedó su mujer con el puesto,una mujer  que no parece quetenga mucha cultura, y si la tiene debe de tener demencia.

No supo hablar con el pueblo nada mas que para quitarle derechos, sin carisma ningún y en un puesto que le venia grande, pero que le sirvió para beneficiarse de él.

Casaron  a su hija, en una boda pagada por la trama Gürtel, donde uno de los “capos” es Correa intimo amigo de la familia, tanto, como para elegirle como testigo de la boda.

Ahora nos encontramos con el hijo, que papá ya le fue consiguiendo trabajos en empresas de sus amigos y que es  consejero de la empresa Promontoria Plataforma, que se dedica a quedarse con los pisos de los desahuciados.

Y yo me pregunto mil y una vez mas:

¡¡¡Quién vota a este partido, por Dios!!!

Quien tiene tan pocos escrúpulos, para  permitir una y otra vez que nos quiten la vida, mientras ellos van engordando con la sangre que nos chupan.